domingo, 6 de enero de 2013

Lo doliente ...






La puerta cerró el aire 
y tambien lo doliente.





Un  aire almacenado
en palabras muy viejas
que no hubieran pasado
de esa puerta,
si él no hubiera gritado
al traspasarla.

Dentro quedó el silencio
amable, justo,
ligero en sus andanzas,
sostenido despacio
en el resto del aire
que quedaba,
mientras iba pisando
las estancias
donde ahora era el rey.

Y se sintió valiente
y se acercó a la dama que lloraba.
Era un rincón pequeño,
impreciso quizá,
para aguantar las lágrimas
de aquella despedida.
No sabiendo que hacer
con la afligida dama,
se aposentó en su espacio
y en silencio
le lavó las heridas.

Abrió su corazón,
abrazó su dolor
y le pintó la risa
con la luz que escapaba
por la extraña rendija de esa vida,
donde estaba atrapada.

La puerta se abrió al poco
y entró el aire,
con ropa de borracho
y gritos de cobarde.
Huyó la luz de la rendija,
paró el silencio su paseo tranquilo
y dejó de sanarle las heridas.

El aire oscurecido
que él se bebió en la calle,
se fue desparramando,
así sin prisa,
por esa piel
de plata deslucida
que le vestía a ella
su desdicha.

Antes de que el sabor del vino
la tocase,
se levantó deprisa
y trazando mil giros
y en silencio,
dejó vencer su cuerpo
hacia la luz del día.

Tratando de alcanzar su posesión,
alargó pies y manos
para tomar su presa,
pero su andar torcido
y ya algo errático
no pudo sujetarle la cabeza
y el aire espeso que estaba respirando
jugó en su contra
y partió el corazón
con hielo y fuego,
parando su tic-tac
entre las  sombras.

La puerta nuevamente
cerró el aire
y también lo doliente.
La paz que da la muerte,
le ha traído la vida...
de repente.


(Ya sabemos que ha existido, la primera victima de violencia de género de este año...¡qué comienzo XD ! )