domingo, 22 de julio de 2012

Los cuerpos abrazados ...



Los cuerpos abrazados,
poseídos,
de lunas en un rojo
tan candente
abriendo paso al surco
adormecido,
de un mar de plata
pequeño ... y casi ausente.

Los cuerpos atrapados
y bebidos,
perdidos en las dunas
destapadas.
Las rocas de los besos
en suspiros
con labios apretados
que escuchan ... las miradas.

Los cuerpos descansados
y dormidos,
rozando las penumbras
de una almohada,
vistiendo las palabras
escondidas
en un juego de sueños ... incumplidos.

Los cuerpos entregados
resbalando,
por lágrimas de un Sol
resquebrajado,
despidiendo la noche
de las luces,
abriéndose caminos ... distraídos.

Los cuerpos abrazados
son sonrisas,
de cómplices veloces
y aturdidos.
La piel que sabe a piel
es su secreto.

Los cuerpos que se acercan ...
¡ han vencido !.


domingo, 8 de julio de 2012

Rendida...








Y ya, cuando me caiga
rendida y fatigada,
me sabré luminosa
sin las luces oscuras,
que habitaban mi alma.


Atenderé mis cuitas,
con los sabios consejos
de un cuerpo destrozado.

Pelearé otro día,
por seguirme mirando
en el pequeño espejo,
que guardo en el armario.

Me desharé la trenza,
me arreglaré mi pelo,
me lavaré las manos,
me tenderé en el suelo,
y esperaré el momento
de la noche tardía …
¡ la que tiene  mi cuento !.

Ya no soy la princesa,
que dormía en el sitio
que le correspondía.

Fui cayendo al cieno
a un lodo tan oscuro,
que perdí los tres vértices
que en su momento,
estaban sujetando
el templo acobardado
de mi  esculpido nicho.

Al borde de las manos
el cilicio,
golpeando lamentos desdichados,
al sentir la caída
del cuerpo en entredicho,
con el que antes jugaba
a hacer que aún vivía,
cuando ya estaba muerta
tocando el precipicio.

Y es por eso que ahora,
rendida y fatigada,
me sabré luminosa.

Y atenderé mis cuitas,
me desharé la trenza,
y esperaré el momento
para cerrar mi cuento …
sin pausas y sin prisas.

domingo, 1 de julio de 2012

Quizá ... menesterosa







Ya equivoqué mi rumbo nuevamente, y me perdí en las lunas que van atravesando los oscuros pasillos de mi mente.
¡ No tienen Sol !
Está escrita de errores, mi cabeza.
Tan asumidas tengo mis miserias, que soy menesterosa igual de ideas, que de abrazos, que de estúpidas preces a los dioses, que me invitan a un sorbo de sus días, que amañan sutilezas.

Mis  lunas son abrigos de locuras.
Fuego caliente, en voces de pasiones.
Algún amanecer distinto, a la sombra de un viejo y ciego nudo, donde ato y desato mi atropellada vida.
Mi vida, que es sombría con las luces, y abierta y despejada cada noche, al borde de mis lunas.
Locas lunas, que viven con mis días.
¡ Pues sí. No tienen Sol !.
Ni ellas, ni tampoco los pasos que se pierden en un caminar lento, de anciana despedida.

Quizá menesterosa, quizá olvidada, quizá obligada a silencios desde el frío que existe en rutas de otras bocas.
Bocas desangeladas, maliciosas, incluso con envidia …  Bocas de vidas, que a fuerza de mirarse en sus espejos, no notan su retrato sin Sol … inacabado.
Y que intentan mostrarme los caminos errados, sinuosos y angostos, porque si así me pierdo … ¡ Ya no vuelvo a sus vidas !

Y yo … me voy respirando despacio, amarrada a mis truenos y a mis risas.
Y a ese Sol, que me invento deprisa, y que trepa las bocas que oprimen y pisan.
Mis lunas, tienen mis besos.
Los que saben, a fuerza concebida en más de algún dolor, que trae la vida.
Ilusos ( y soberbios, quizá ) los que mienten, los que se amparan en miles de palabras que escupen por su boca, en un intento vano de vencer …  a una sonrisa.
¡ Y ya ves que no ! ... son batallas perdidas.

¡ Tengo tan asumidas mis miserias, que soy yo quien las guía !