viernes, 19 de septiembre de 2008

Un eco de suicidio . . .


Me voy sintiendo cada vez más cerca de la oscuridad.De la sombra paciente que acecha, y toca y retoca la posible paz, que ando buscando.
Muchas veces pienso que ando en un castigo por algo pasado. ¡Qué si supiera cuál es !. Porque entonces tendría en mi mano, una posibilidad, aunque fuese sólo una, de intentar remediarlo, si aún estuviese a tiempo. Y si no, de saber porque me hiere el corazón con tanta fuerza.
Persiste cada día, con una tangible pesadez esta tortura. Llega un dolor, que parece transparente, pero consigue posarse en lo profundo de una pálida vida, que resiste con cada paso, y que enfoca los días como nuevas aventuras, en un intento de no sobrepasar ciertos límites de desesperación.
Si lo miro desde la experiencia que dan los años, tiene la tremenda sencillez , de ser la vida. La que existe para todos y en todos sitios. Como si fuera el oleaje del mar, en un vaivén constante. Ahora estamos bien, ahora no.Ahora otra vez bien, ahora otra vez no.
Si dispusiera de mi tiempo, para mi, podría incluso darme el respiro de un par de días de descanso, con una "depre", de esas pasajeras, que dicen que son sólo cansancio ... (o quizá algo más seria y descansar más tiempo ... casi indefinido ... bueno mejor no pisar, por esos caminos ), pero mi tiempo ya está vendido y regalado. No existe para mi. Siempre ha sido de otros, que lo han necesitado más que yo .Porque eran más mayores, más pequeños, más débiles ... más ...
Decía mi padre : "Contigo no se puede, eres un muro frío. Se tropieza con el ... ¡y duele !" .
Muchas decisiones a la espalda. Muchas responsabilidades que te pasan , porque no se sabe muy bien como solucionar ciertas cosas. El caso es que el corazón se abre, como una caja de magia, donde guardas de todo y todo va cabiendo. Si sigues metiendo cosas, siguen entrando. Lo que no se ve es el truco. Algún duende listo, retira lo que llega para que exista sitio para lo venidero, y así que no se note desde fuera, pero ... ¿y desde dentro ? ¡Se desborda!.
Un río confuso de emociones y pequeños o grandes desastres. Se acumulan entre los pliegues de la piel , y van rozando el alma, dejando sus lentos arañazos.
¿ Y si buscas ayuda ?. Un poco nada más ... Y sólo alguna vez ... Pero no está nadie.
El cuadro está incompleto. Al lado de tu mano, hay un vacío. En tu cara una máscara. En tus labios , una mueca que puede ser sonrisa, o un rictus de llanto contenido. Los ojos piden libertad a gritos y están solos.
¡Saben que están solos!.
Al final de esa diatriba entre tu ... y tu, la respuesta es la misma desde hace ... ¿ mil ... dos mil ... tres mil días ?. Sólo puedes contar contigo. Al resto no le importas.
Eres útil, valiente, resistente, audaz si es que hace falta, resuelta, servicial, alocada o prudente, depende de la situación que exista, tenaz, (con voluntad de hierro ... "un muro frío ...")
¡¡¡ Útil !!!
¡¡¡ Útil !!!
¡¡¡ Útil !!!
¡Qué palabra más triste, si no tiene caricias, ni besos, ni sonrisas ... !
¡ Ay papá! ... Si me vieras ahora.
Me voy envejeciendo y aún no sé si existo. Una extraña locura que cada vez, se asoma más a mi pobre cabeza. Y aún así, presiento que estoy viva. Porque me duele el alma y noto que respiro. Y sé que voy pensando, porque luego, siento que se deshacen mis lamentos y me llega la risa, y sale de mi boca, como un vendaval frío, que tapa los silencios.
Pero en verdad me siento muy culpable. No escucho mis lágrimas , porque van resbalando por caminos trillados desde hace mucho tiempo.
Es terrible decirlo pero ¿sabes ? ... cada vez se me hace más dulce la idea del suicidio.
Te alejas a conciencia, sabiendo que te vas , que es una decisión pensada muchas veces. Incluso sabiendo que has vivido, porque te estas muriendo.
¿Un gesto de cobardes? Puede ser. Pero creo , que ya he sido valiente tantas veces ...
Son las sombras , las que van dirigiendo los tristes movimientos aturdidos, que tiene ahora mi vida.
Igual ... si pasa algo de tiempo y consigo ordenarme nuevamente ...
¡Aún tengo que pensarlo! ... ¡Aún tengo que pensarlo ! ...
Ahora que es de noche en un ratito oscuro, le daré alguna vuelta a la cabeza y ya mañana, cuando despierte el día, miraré mi destino con más calma. Ahora mismo me crea confusión tanto cansancio. Que creo que es cansancio y espero que lo sea, porque así me libero de saber si me estoy cayendo a un pozo, si debo levantarme o agachar la cabeza y dejar que las sombras sean mis dueñas ...
¿Puede que sólo tenga un eco de suicido?.
Una leve llamada , que se filtra por rutas muy dolidas y cansadas. Mañana al despertar me miraré al espejo, para ver si soy yo la que sigue ahí, la que está escuchando esos ecos casi como dormidos y desnudos.
Ahora no.
No quiero que se pase esta dulzura , del hueco del silencio, en este cuarto perdido , donde vivo.
Creo que hoy ..., por lo menos hoy ..., no dejaré que me lleve hasta su precipicio.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Aplausos a escondidas.


Rodante... lentamente, un esfuerzo hacia arriba, pisando la fuerza de las manos y los ojos en pasos ajustados. Silencios ... la música la guía. Delante sin prisa. Un giro sin regreso... despacio la eterna pirueta del danzante,casi en una extraña melodía, de luces desvaídas y de cuerpos, que toman sus medidas con la danza. La veo ... ¡no sabe qué he venido!. Ella es mi bailarina. Yo le puse los dedos encogidos en aquellas pequeñas zapatillas, de un rosa ya descolorido. Su mirada era...demente ... divertida ... ¡confusa!. A un tiempo le gustaba, y por otro, le tapaba una parte importante de su vida. ¡Hoy es su día! ... ¡Y mi día! ... ¡no sabe qué he venido!. Desde el asiento más alto del teatro ... la miro. Y dejo que me lleve hasta las ruinas, de este corazón envejecido, que disfruta sus danzas de sirena con lunas apostadas, mirando y sonriendo su misterio de bailarina dulce y extasiada. En un trozo de antaño donde vivimos juntas, teníamos el baile de las manos,en cada anochecer cuando nos encontrábamos al borde de una música , que nos movía casi sin darnos cuenta. Donde yo no he llegado , ella puso sus ojos y midió los tormentos y las penas, para poder bailar como si yo estuviese en su vientre escondida. ¡Me ha dado el mundo de la danza! Pero ... ¿y yo? . Ahora, sólo se regalarle silencios, aplausos y miradas a escondidas. ¡No sabe qué he venido! . ¡Qué triste despedida!. Mis luces se me apagan y no quiero que sepa que me marcho. Por lo menos no... todavía. Cuando este al otro lado, podré verla sin miedo a su disgusto, a una agonía compartida. Mi último regalo es no mirarla, más que desde aquí arriba del teatro. ¡No quiero qué me vea!. Mi vida se ha cumplido. La suya ... es joven jugando entre sus veinte años. Mi suerte está con ella. La miro ... y es un volcán de suspiros cercanos, en pasos deseados y caricias muy tenues abiertas a trazos de ternura. El baile de los cuerpos que se duermen ... que luchan ... que sueñan ... que viven ... ¡Al final es la vida! . ¡Sólo la vida! ¡Aplausos...aplausos! ... ¡sí! ... ¡Aplausos !... y mi voz pequeñita en la alturas : ¡Bravo! ¡Bravo! ... ¡Mi niña!.